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Camila Morentres, una bogotana comprometida con reducir la contaminación de la industria textil
Camila Morentres, una bogotana comprometida con reducir la contaminación de la industria textil
En la ONG Clothe se recicla todo tipo de ropa y textiles de cama y hogar. Foto: cortesía
Bogotá, 30 de noviembre de 2020. (@AmbienteBogota). En el tercer piso de un edificio ubicado en la localidad de Teusaquillo se encuentra la ONG Clothe, un centro de reciclaje textil ideado hace cinco años por la bogotana Camila Morentres, con dos propósitos claves: contribuir a la reducción de la contaminación generada por el sector de la moda y ayudar a las comunidades más vulnerables del territorio nacional.
La industria textil es una de las más contaminantes en el ámbito global. Según un informe del Banco Mundial, esta es responsable del 10 % de las emisiones globales de carbono anuales, y cada año utiliza 93 000 millones de metros cúbicos de agua, una cantidad suficiente para satisfacer las necesidades de consumo de cinco millones de personas. De ahí la importancia de tomar conciencia sobre sus acciones en el planeta.
¿Me puse a investigar y decidí crear un proyecto que accionara y solucionara, porque la problemática es tanta que es difícil de comunicar; en cambio, hay pocas acciones concretas. La idea de esta iniciativa es disminuir la contaminación en los desechos, a través del reciclaje textil, y apoyar a comunidades vulnerables y fundaciones porque Colombia es un país con mucha desigualdad¿, asegura Camila.
A este pequeño lugar asisten los miércoles, sábados y domingos personas motivadas por el consumo sostenible, para intercambiar, donar o comprar prendas de segunda mano.
La ONG Clothe se basa en tres dinámicas: la primera consiste vender la ropa de las fundaciones con las que tiene convenio para financiar su funcionamiento; la segunda, radica en propiciar el intercambio entre los ciudadanos, es decir, estos pueden llevar máximo cinco prendas y recibir la misma cantidad, al aportar un valor mínimo que es destinado al sostenimiento de la zona; y la tercera, se fundamenta en la donación de textiles. Para esta última, las personas deben hacer un pequeño pago por kilo, que es utilizado para enviar los artículos a las regiones del país donde se encuentran las comunidades receptoras.
Camila cuenta que dicho aporte no alcanza a cubrir los gastos, pero se pide para concientizar a la gente de que ¿el reciclaje textil tiene unos esfuerzos como el bodegaje, la selección y transformación, y que es nuestra responsabilidad encargarnos de lo que consumimos¿.
La mayoría de la ropa donada es enviada a las comunidades así como llega; sin embargo, cuando esta no se encuentra en perfectas condiciones es transformada en artículos de larga duración. Solo un 2 % de los textiles recibidos son incinerados, debido a que llegan en muy mal estado al centro de reciclaje.
Para la creadora de este proyecto, lo ideal es que la ropa no tenga que pasar por procesos de transformación ni incineración, sino que pueda ser utilizada por personas a las que realmente les sirve y, de esta manera, lograr alargar la vida de dichos productos.
A la hora de donar ropa, dice Camila, es importante tener en cuenta las condiciones climáticas y la cultura de las personas que la reciben para no generar más contaminación por el desuso o abandono de esta.
¿El asistencialismo genera mucha contaminación porque las comunidades vulnerables no tienen los recursos para reciclar esa ropa o enviarla a otro lado; entonces, ellos se quedan con eso ahí y la persona que la dona cree que está haciendo un bien cuando realmente está subestimando a la comunidad y generando una contaminación por no asumir su responsabilidad¿, enfatiza la bogotana de 31 años.
Por esa razón, la ONG envía la ropa donada a las comunidades del país según las peticiones que le hacen, porque son estas las que están haciendo un gesto de responsabilidad ambiental al reusar los textiles que la ciudad deja.
Actualmente, algunas comunidades del Pacífico, Putumayo y otras zonas tropicales del país son las que reciben la mayoría de las prendas. Con respecto a la ropa de clima frío, Camila aclara que esta es donada a campesinos y personas desplazadas ubicadas en Bogotá.
Por cada día de servicio al público, la ONG Clothe recibe aproximadamente a diez personas, y por mes recicla cerca de tres toneladas de textiles, los cuales reducen la cantidad de residuos que llegan al relleno sanitario.
Cada mes, la ONG Clothe recicla tres toneladas de textiles. Foto: Comunicaciones, Secretaría de Ambiente.
Una mujer comprometida con el planeta y el bienestar de la gente
Camila es una mujer que aplica la ecología en todos los aspectos de su vida. En su casa, por ejemplo, tiene siete estaciones de reciclaje. Junto con su hija, separa de forma cuidadosa todos los residuos y los que desecha son muy pocos.
En su hogar también reutiliza el agua de la lavadora en los baños y en una nueva puesta en funcionamiento de este electrodoméstico.
¿Cuando uno entra al mundo de la sostenibilidad por cualquier cosa se va dando cuenta de que tiene que integrar otras. Ya no es suficiente con comer bien o hacer deporte, sino que empieza cuestionarse sobre el turismo que está haciendo o la ropa que usa¿, reflexiona Camila, quien también se caracteriza por ser una persona sensible y consciente del valor del trabajo que realizan los demás. A los recicladores que recogen los residuos de su casa les hace un aporte en dinero porque considera que son ellos quienes le están haciendo un favor.
A su preocupación por la contaminación generada en la industria textil, se suma su sentido crítico por saber siempre lo que hay detrás de las prendas que consumimos. Por eso, invita a la gente, antes de realizar una compra, no solo a preguntarse si esta es realmente necesaria, sino a investigar sobre las condiciones laborales de las personas que trabajan en dicho sector.
En la actualidad, Camila estudia psicología, una carrera que encaja perfectamente con su visión del mundo y lo que desea lograr con su proyecto. De hecho, considera que Clothe es un ejercicio psicológico mediante el cual las personas que visitan el centro de reciclaje tienen un proceso de crecimiento personal en torno a la conciencia ambiental.
¿La psicología, para mí, es una pasión, y creo que este proyecto nace de esta rama porque es la aplicación de la espiritualidad. La ecología es dejar de filosofar y empezar a actuar¿, concluye la bogotana.