Aspectos generales Cerros Orientales
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Aspectos Físicos
Hacia la zona sur de los cerros orientales, la precipitación tiene un régimen monomodal, con los valores más altos a mediados del año, a diferencia de la zona norte y de la cuenca del Teusacá (zona más oriental), donde el régimen es bimodal, con los valores más altos en abril y mayo y octubre y noviembre. Las temperaturas medias anuales varían desde los 8.4°C, sobre la cota 3.100 m.s.n.m., a los 13°C sobre la cota 2.750 m.s.n.m. La humedad relativa presenta un régimen casi uniforme a lo largo del año, entre el 75 y el 80%, con un valor medio anual de 78%; su valor más alto es en el mes de julio, con 87%. El brillo solar tiene un valor promedio de 107 horas, siendo el mes de diciembre el que presenta un mayor valor, con 130.2 horas y el mes de abril el menor, con 85.9 horas. La velocidad del viento es relativamente baja, con un valor promedio de 1.7 m/s; su régimen es de tipo monomodal, observándose el valor más alto en el mes de julio, con un registro de 1.9 m/s.
A nivel hídrico es importante señalar que los drenajes, en general, corresponden a corrientes de tipo dendrítico de zonas de alta montaña, con pendientes pronunciadas que oscilan entre el 12 y el 50% y suelen ser de trayectos cortos. Las características topográficas del terreno les proporcionan a estas fuentes hídricas un carácter altamente dinámico, con tiempos de concentración de la lluvia de corta duración, y valores medios comprendidos entre los 45 y 125 minutos, lluvias de alta intensidad, gran capacidad de drenaje y caudales máximos instantáneos bastante altos e intermitentes.
Comparativamente las cuencas de la zona sur tienen mayor caudal medio que las cuencas de la zona norte. En general todas las cuencas de los cerros orientales se encuentran entre 0.002m3/s (Q. Choachí) y 0.1960 m3/s (Q. Yomasa); la quebrada San Cristóbal es la única con caudal fuera del promedio (0.5260 m3/s).
La geología de los Cerros Orientales se caracteriza por la presencia de rocas de origen marino y continental, cuyas edades oscilan entre el Cretáceo y el Paleógeno y por depósitos poco consolidados del Pleistoceno al reciente. El Cretáceo está representado, de base a techo, por la Formación Chipaque (Ksch) y por el Grupo Guadalupe. El Paleógeno está representado por la parte superior de la Formación Guaduas (TKgu), la Formación Cacho (Tpc) y la Formación Bogotá (Tpbi, Tpbs). A partir del contacto de la Formación Guaduas con la Formación Cacho se hacen presentes discordancias que indican el inicio del levantamiento de la Cordillera Oriental de Colombia. Discordantemente sobre las rocas del Cretáceo y el Paleógeno, aparecen importantes depósitos cuaternarios que incluyen depósitos torrenciales y otros depósitos no consolidados.
Debido a las condiciones morfológicas y de disposición estructural de las rocas que conforman los Cerros Orientales, esta zona se convierte en un área importante para la recarga de los acuíferos que son explotados mediante pozos en la parte plana de la ciudad de Bogotá. Específicamente son importantes los cerros de Guadalupe, Monserrate y las zonas de piedemonte, al igual que sus áreas circundantes, como las zonas con un mayor potencial de infiltración (200 a 300 mm/año).
Los Cerros Orientales de Bogotá presentan un mosaico de suelos que, si bien no todos califican como ANDISOLES o ANDOSOLES, todos contienen una proporción variable de materiales minerales amorfos relacionados con la presencia de cenizas volcánicas. Se encuentran en los paisajes de Montaña, sobre glacís de acumulación coluviales, aluviales, fluvioglacial-torrenciales, también sobre laderas estructurales y vallecitos altos, así como en los paisajes de Colinas bajas y en los de la Planicie.
A nivel de estabilidad se encuentran cinco categorías: Muy Alta, Alta, Media, Baja y Muy Baja (ver Figura 1).
Hacia el norte, las zonas de estabilidad baja y muy baja corresponden en gran parte a aquellas de fuerte intervención humana por el desarrollo de las actividades mineras; en el resto del área, hacia el borde occidental, su localización está fuertemente condicionada a las áreas de piedemonte y a la fuerte influencia que ejerce la Falla de Bogotá. En la cuenca del Río Teusacá (oriente de los Cerros Orientales) se observa también una concentración de zonas de estabilidad baja y muy baja, asociadas principalmente a la alta densidad de drenaje y a la presencia de rocas areno-arcillosas.
El riesgo por incendios forestales, analizado en cinco categorías (muy bajo, bajo, medio, alto y muy alto), permite ver que la mayor parte de la Reserva presenta niveles entre bajo y muy bajo riesgo. Del análisis de la ocurrencia histórica de conatos e incendios forestales, se estableció que los días en que es mayor la frecuencia de estos eventos, son los domingos y lunes, seguidos del viernes; mientras que los meses más críticos son Enero, Febrero, Julio, Septiembre y Octubre."
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Aspectos Bióticos
El estudio de cobertura vegetal de los Cerros Orientales indica que hay veintinueve (29) tipos de vegetación. Las coberturas con especies nativas (bosques, rastrojos, matorrales, vegetación de páramo y cordones riparios) ocupan el 63.16% del área total. De esta cobertura, el 64.28% se encuentra en buen estado de conservación, mientras que el restante 35.72% se encuentra en estado medio y alto de fragmentación. Las coberturas vegetales en el mejor estado de conservación se encuentran en la Vereda de Torca y las cuencas de las quebradas Contador y Chicó (norte de la Reserva). Es importante anotar que la única cobertura vegetal nativa que muy posiblemente ha crecido, es el Frailejonal- pajonal, la cual es vegetación oportunista de páramo.
Las coberturas con alto grado de transformación (pastizales, cultivos, asentamientos urbanos, canteras y plantaciones de exóticas) ocupan el 36.84% del área total de estudio. Dentro de estas coberturas predominan las plantaciones forestales de exóticas, ocupando el 17.65%. Los asentamientos urbanos ocupan el 4.26%, mientras que las explotaciones mineras ocupan el 0.77%.
El resultado de levantamientos de vegetación para analizar la riqueza florística, registró cerca de 64 familias, 111 géneros y 156 especies, tomando en cuenta solo plantas vasculares, aunque hay un listado de flora con 443 especies.
Las familias con mayor número de especies y de géneros son las orquídeas con 33 géneros y 118 especies, Bromelias con 10 géneros y 47 especies, Asteraceas con 9 géneros y 38 especies, Ericaceas con 8 géneros y 19 especies, Melastomataceas con 9 géneros y 18 especies, Rosaceas con 6 géneros y 15 especies y Rubiaceas con 6 géneros y 11 especies.
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Aspectos Socioeconómicos
La Reserva presenta un alto nivel de concentración en la distribución de la tenencia de la tierra. En el borde urbano (franja continua al borde occidental de la Reserva) y en la Vereda Torca (zona norte) el grado de concentración es muy alto, seguido por las Veredas Verjón Bajo y Verjón Alto (área más oriental de los Cerros Orientales), donde el grado de concentración es moderamente alto. El único sector donde el grado de concentración es medianamente bajo, es en la parte media de la fachada de los Cerros que da hacia la ciudad, donde el propietario es en la mayor parte, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB).
Analizados los sistemas de alteridad (1), se identifican en la Reserva Forestal los siguientes: Desarrollo Progresivo de Vivienda, Minería, Establecimientos Educativos, Comercio, Áreas Públicas en Conservación, Conjunto Residencial Campestre, Desarrollo de Vivienda Suburbano, Finca Campesina, Finca Encargada, Áreas Privadas en Conservación, Predios sin construir y Telecomunicaciones.
De los anteriores sistemas, se encuentra que los que mayor cumplen con la norma que define la categoría de Reserva Forestal Protectora, son las Áreas Privadas en Conservación y las Áreas Públicas en Conservación. Los Predios sin construir corresponden a aproximadamente el 15,5 % de la Reserva, y aunque en ellos no se identifica un uso particular, son lugares de principal atención, ya que en ellos pueden desarrollarse a futuro otros sistemas de alteridad que por su comportamiento, bien podrían ir de manera contraria al uso forestal que se establece para la Reserva.
Es de señalar que aunque los Desarrollos Progresivos de Vivienda albergan la mayor parte de la población que ocupa la Reserva (aproximadamente 74.700 personas de 80.000 estimadas para toda el área), este sistema de alteridad corresponde a aproximadamente el 3,7 % del total del área.
Otro sistema de alteridad que vale la pena mencionar, es el de Áreas Públicas en Conservación, donde el propietario es el Estado. Este sistema ocupa alrededor del 40 % de la Reserva, y como su nombre lo indica, se encuentra, en términos generales, en buen estado de conservación. El mayor propietario de los predios sobre los que se localiza el sistema, es la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) y en menor medida, el Distrito Capital y el Ejército Nacional. Es evidente que este sistema de alteridad favorece la disminución de los procesos de expansión urbana sobre la Reserva, gracias al control efectivo que se ejerce sobre los predios que corresponden a dicho sistema.
Busca identificar y caracterizar los principales agentes y el comportamiento de grupos humanos, que con características similares ocupan y transforman el territorio en una forma típica.